Y entonces quedaron tres

Y entonces quedaron tres

Cuando parecía que el año se extinguía, siguen pasando cosas importantes. En parte por el calendario, en parte porque los actores no se quedan quietos, en parte porque siempre hay hechos fortuitos que ponen patas para arriba donde había algún orden.

El calendario marca que se retira de la Corte Suprema el juez Maqueda al cumplir los 75 años. Como es un tribunal de cinco miembros, más allá de cuántos tenga, la mayoría debe conformarse con tres de ellos. Al irse “el Pato”, si los tres restantes no se ponen de acuerdo, game´s over, no sale una sentencia. Por eso, los jueces máximos de la Nación estuvieron trabajando a todo trapo durante las últimas semanas, emitiendo fallos de alto impacto político, como la causa del tratado con Irán, la de los dólares futuros, Hotesur, o la reelección indefinida en Formosa. 

Pero como si esto fuera poco, cuando todavía son “The Fab Four” se definió un mecanismo de veloz sorteo de conjueces cuando los tres votos no coincidan para llegar a una sentencia. Esto significa que, si puede haber conjueces, es porque no prevén ¿o no quieren? que lleguen otros (Lijo y/o García Mansilla), al menos no por decreto presidencial.

Como la máxima autoridad, Rosatti, no le quiere tomar juramento a los que caigan del cielo en comisión, entonces el Gobierno se verá obligado a seguir trajinando el recorrido hasta el Instituto Patria a ver si se llega a un acuerdo. El jefe de Gabinete puso en duda que pudieran funcionar con solo tres cortesanos y además lamentó que las sentencias tarden muchos años. Quizá se olvidó de que eso de tardar mucho es la especialidad de Comodoro Lijo.

La vocación de pelea del oficialismo es innegable. Seguramente así serán los cuatro años de este mandato. Otra “víctima” de la semana fue la vicepresidenta Victoria Villarruel. El presidente Javier Milei no gana mucho con esa sistemática toma de distancia de Villarruel, quien hace rato que comprendió que no la quieren, y trata de sacarle jugo a las piedras con gestos de autonomía (que tampoco sirven demasiado). La virulencia del llamado a la disciplina política está más dirigido puertas adentro, dadas las múltiples rencillas y disparates que ocurrieron en sus bloques del Congreso. Un “por las dudas”, para que nadie se haga el distraído. Distintas son las esgrimas con Cristina, quien tiene peso propio en una parte del electorado y poder de fuego. Pero el rol político y constitucional de Vicky –salvo el voto de desempate en la votación de la Ley Bases- no es muy relevante.

El tercer castigado de estos últimos siete días fue Macri y sus satélites. Empezó con la queja por el maltrato, siguió con las votaciones en la Legislatura porteña, y termina con el robo de la pieza Kravetz. El calabrés I –porque ahora nos enteramos de que hay un calabrés II que es Milei- tiene cada vez menos opciones estratégicas en la medida que al Gobierno le va de perlas.

Sin embargo, cuando alguien se cansa, se pueden desencadenar hechos inesperados. El ex Emir de Cumelén llegó a decir que no hay que tenerle miedo a perder elecciones. Dicho en criollo, “si muero yo, nos morimos los dos”. Le faltó decir como Cris: “en la vida hay que elegir”. Si sale tercero en CABA y PBA, ¿no es un suicidio? ¿no es mejor sumarse en coalición a la LLA y tratar de reducir la pérdida? En principio sí, hasta que la torsión del escenario lleve a tomar decisiones que a priori son raras. Hoy el líder del PRO, Mauricio Macri, no puede ni ordenar su propio bloque de senadores y ya van dos papelones: uno fue el voto de la actualización jubilatoria y el otro fue la expulsión de Kueider. Además, hay soldados exfieles que miran la vida cada vez más con lentes de color violeta. Así es muy difícil que te respeten en política.

Con un modo de conducción despiadada, Macri puede consolarse con cosas que les pasan a otros “amigos”. Por ejemplo, Daniel Scioli, quien no fue invitado al acto de la FIFA en Asunción por el partido que nos tocará en el Mundial 2030. El exégeta de la buena onda y el deporte puso el cuerpo a favor de las SAD y así le pagan, porque el Chiqui Tapia tiene más músculo (o sea, “con fe y esperanza” no alcanza… en la LLA).

El Gobierno está feliz porque la City sigue de fiesta, el riesgo país rompió la barrera de los 700 puntos, pudo mostrar un índice de inflación más cerca de 2 que de 3, persiste el superávit fiscal y la cuenta del comercio exterior da récord. ¡Ni siquiera le pueden achacar falta de sensibilidad social porque jubilaciones y AUH aumentaron por encima de la inflación en los 11 meses pasados! 

Y como si esto fuera poco, tuvo dos bonus track: inicio formal de las negociaciones con el FMI y recorte de la tasa de interés de la Reserva Federal. Eso sí, el blue se movió y tuvo que salir a ponerle paños fríos.  

En este marco, se va desarmando la ilusión de los que anhelaban una tercera vía moderada, salvo en algunos distritos donde hay alguna base preexistente (Córdoba, Santa Fe). Casa Rosada, ni lerda ni perezosa, se avino a levantar el teléfono de personajes útiles para sustentar la gobernabilidad de la administración políticamente más débil desde 1983.

Es difícil que haya algo más que unas fotos que denoten una cierta coordinación política, pero sin entusiasmo ni fuerza real para pararse frente a los dos grandes polos. 

Cada semana vuelve a surgir la pregunta sobre la efectividad de las llamadas “batallas culturales”. Volvemos a marcar lo que mencionamos en varias ocasiones: no son temas de la opinión pública. Obvio que se puede reabrir el debate sobre la ley del aborto. Sin embargo, al León se le valoran fundamentalmente tres cosas: 1) la estabilización económica, 2) el coraje para ir a fondo sin dejarse frenar, y 3) que haga una limpieza de gente, curros y gasto innecesario en el Estado. Por ahora, lo demás es hojarasca.

Karina confirma que es la gran decisora política de este gobierno y convoca a un exembajador (¿desplazado a pedido de una cancillería extranjera por manejar con exceso de alcohol?) para ayudar a Werthein. Mientras en la Corte desempolvan el viejo disco de Génesis “Y entonces quedaron tres”.

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